Crónica: de la irracionalidad del tiempo escrita en carta sin destinatario fijo.

Muy apreciable señor:

Hace tiempo que vengo siendo acechado por los fantasmas de mi pasado, por los círculos inconclusos, por las espirales ascendentes que la vida nos pone y nosotros decidimos dejar de lado. Hace mucho que sé que los demonios de mi pasado vienen a cobrarme las antiguas afrentas a las que di la espalda y corrí. Decidí que puedo, y debo, enfrentar el juicio de las personas antes de pasar a cosas más triviales como la muerte o trascender. Y eso es lo que hago, reconciliarme conmigo y con la vida, y esperar a que mis acreedores vengan a arreglar las cuentas. Y sin embargo vivo, amo, canto y hasta puedo darme el lujo de reír de vez en cuando. Pero usted, mi amigo, usted es un caso aparte. Usted no vive, no disfruta, no aprende. Usted solo gasta oxígeno, consume tiempo, drena la sangre de los demás. Su vida gira en torno a la duda, a la ignorancia, a la falta de comunicación. Su problema es por demás antiguo, vive en su ADN, lo lleva tan dentro de usted, que si se lo extirparan, sería tan fatal como arrancarle la cabeza con un cuchillo para mantequilla. Su mentalidad tan reducida requeriría de un microscopio de barrido electrónico para poder percatarse de su escasa existencia. Mira, que eso de dudar de la persona que has elegido para acompañarte toda la vida, es grave. Esa inseguridad que te convierte en invisible, que te hace creer que no existes, es tan vital para ti como respirar. Déjame contarte una historia, e iluminar un poco tu obscura ignorancia: Yo no aparecí, como tú lo crees, de la nada. No soy un evento fortuito que salió de Dios sabe dónde. Soy y existo desde mucho antes que tú llegaras a su vida. No soy un obstáculo en el camino, soy el inicio de la carrera. No llegué a destruir, puse los cimientos de lo que ahora disfrutas. Si, así es, yo soy la historia antigua, el pasado, el tatuaje que marcó su piel y es imposible de borrar. Pero eso usted ya lo sabía, ¿verdad? Porque si su respuesta es negativa, creo que está peor de lo que mi diagnóstico inicial podría determinar. Mire que despertar más de mil quinientos días junto a alguien y no saber su historia, eso es falta de coraje. El no querer conocer a tu pareja por miedo a no cumplir las expectativas, solo deja más vacío en el alma. Pero de eso a suplantar a alguien, aunque sea electrónicamente, hay años luz. Podría seguir enumerando defectos y detalles, pero solo quiero darte un consejo. No descargues en mí lo que no pudiste conservar por ti mismo. No soy tan importante, tan poderoso. Tuviste la oportunidad, y la desperdiciaste. En vez de seguir tus tontos juegos, intenta arreglar lo que hayas hecho, platica con tu pareja, arregla tus asuntos. Quien sabe, en un descuido puedes ser afortunado. Pero te repito, no culpes a los demás de tus propios fracasos. Y una vez escrito esto, me despido, no sin antes desearte que la caída del árbol al que te subiste sea leve.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

La niña Gris

Evento: 2007 Compact by Peugeot

Crónica: De la respuesta a tan insistente pregunta.