Crónica: De los Jueves de burbujas
Hace tiempo que supe que existía esta noble tradición, de dedicar el jueves a recibir un baño de burbujas. Una sesión de meditación y autocuidado que no solo limpia el cuerpo, sino que refresca el alma. Y desde ese momento he vivido intrigado por saber como se lleva a cabo este ritual. Y nunca sabré como es, creo que solo me queda imaginar cada semana como deben de ser... La tenue luz de la tarde atraviesa la ventana y pinta de naranja toda la habitación. El aire se llena de un fragante aroma a canela, que despiden las docenas de velas encendidas en el salón. Cierras la puerta tras de ti, y caminas lentamente hacia la bañera, con tu pies descalzos y tu bata de seda. Te acercas sigilosa, como si no quisieras que nadie lo supiera. Abres la llave y el agua corre, pones tu mano bajo el torrente para verificar que no esté ni muy fría, ni muy caliente. Dejas que el nivel suba, mientras buscas en el estante un frasco de sales y burbujas. Lo tomas en tus manos y retiras el corcho, y disfr