Crónica: De la noche, y de ti.
Algo pequeño y obscuro, solo para limpiar lo que hay dentro de mi cabeza el día de hoy.
Tengo
miedo de recibir la luz de la mañana. Miedo que al llegar el alba se lleve tu
sombra de mi lado. Miedo a la curiosa soledad que representa el amanecer. Por
eso amo la noche. Porque en la obscuridad puedo abrazar tu recuerdo y respirar
tú aroma. Porque cuando la luz se extingue, siempre tengo el brillo de tus ojos
para guiarme. Y me hundo en la profundidad del silencio, en ese manto negro,
tan intenso, tan fluido, que evoca la suave caída de tu cabello sobre tus
hombros. Pero si llega el alba, te iras, y viviré atado al recuerdo que dejaste
en las ventanas, en la calle, en el viento. Escucharé tu nombre en los labios
de la gente y no tendré otra opción más que esbozar una sonrisa y no mostrar
ningún interés. El sol me ata a buscar tu rostro incansablemente entre la
gente, esperando un guiño de complicidad que no llega más. Por eso recorro la
noche, en espera de tu roce, de tu voz, de tu aliento. Y aprovecho cada
segundo, pues sé que al llegar el alba, te irás nuevamente y no se si la
obscuridad te volverá a traer.
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